Las sillas Tolix son en Europa, un clásico de los mercadillos y hoy extracotizadas en las tiendas vintage. Esto sin importar que la misma marca que las fabrica desde los años 30 las relanzó a fines de los 80.



Pero yendo a la historia, para muchos franceses la silla A es todo un símbolo de la industrialización. Hija de la producción en serie, se cuenta que fue diseñada y fabricada especialmente como mobiliario para los grandes transatlánticos y buques que cruzaban los mares a comienzos del siglo XX. Lo cierto es que su nacimiento se dio como parte de un proceso creativo de un pionero de la industria de los metales.
Fue el creador de Tolix, el francés Xavier Pauchard, quien inició en 1907 los intentos por sistematizar el proceso de galvanizado, que inicialmente aplicó a ventiladores y piezas de lavadoras y secadoras.



A partir de los años 30 se venden como una alternativa para el mobiliario de terraza. Serían más tarde un hit de cafés, tanto que en 1937 se utilizaron como el asiento oficial de la exposición universal de París. Pauchard consiguió proteger el metal laminado de la oxidación sumergiéndolo en zinc fundido. Nacía así el proceso de galvanizado.En 1956, su hijo Jean dio a la silla A un marco más delgado, rebautizándola como A56.

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