Los altos techos perfilados con molduras sencillas pero patentes, las puertas lacadas, los canteados de cuarterones de los pasos a la galería, la tarima de marquetería.... se han mantenido y recuperado con verdadero mimo. Ese punto de partida, la mezcla de un profundo respeto por lo bueno del pasado con conceptos actuales, también se ha aplicado al concebir los espacios y al seleccionar las piezas de mobiliario y los detalles. Destaca la colección de alfombras contemporáneas y kilims orientales que cubren, enmarcan, avivan y personalizan todos y cada uno de los ambientes.



Alzando la mirada del suelo a las paredes, otro dato más que marca la singularidad de la casa: cuadros y esculturas dejan patente la indudable sensibilidad y pasión por el arte. De igual forma, los recuerdos de viajes, los muebles hechos a medida, las exquisitas lámparas y las piezas vintage –algunas con la firma de célebres diseñadores, otras de padre anónimo– adquiridas en desembalajes y mercadillos de distintas partes del mundo configuran un perfil y un escenario de marcado acento cosmopolita. Es la consecuencia de aunar un particular estilo propio con un continente que mantiene el sabor del ayer.

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