El donostiarra Eduardo Chillida siempre ha gozado de un prestigio nacional e internacional difícilmente equiparable. Nacido en 1924, empezó la carrera de Arquitectura en Madrid que abandonó para dedicarse al fútbol. Una lesión lo recuperó para el mundo del arte y empieza a dibujar en el Círculo de Bellas Artes de la capital. Sin embargo, pronto se traslada a París para perfeccionar su vocación artística. Al formar una familia con Pilar Belzunce, regresa a San Sebastián donde desarrolla toda su obra.

Al Peine de los Vientos de San Sebastián se van uniendo La Puerta de la Libertad situada en el barrio gótico de Barcelona, la Casa de Nuestros Padres (Gure Aitaren Etxea) en Gernika, el Monumento a la Tolerancia en Sevilla o el Elogio del Horizonte en Gijón. Eduardo Chillida fue distinguido con numerosos premios. Los más importantes son el Premio Kandisky, el Kaiserring de Alemania y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1987. Además fue miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, Miembro Honorario de la Royal Academy of Arts de Londres y miembro de la Academia Americana de las Artes y las Ciencias



Uno de los aspectos más desconocidos del trabajo de Eduardo Chillida es su faceta como diseñador de interiores. Su trabajo en la residencia familiar del Monte Igueldo, propició una atmósfera de colores neutros, con sencillos muebles inspirados en la tradición popular vasca y en la muestra directa de buena parte de los elementos constructivos de la edificación. En la última parte de su vida, el propio Chillida constituyó el museo Chillida-Leku, inaugurado el año 2000 en el caserío de Zabalaga (municipio de Hernani, junto a San Sebastián), un hermoso caserío (construcción tradicional vasca) del siglo XVI, antigua yeguada militar, que Chillida reconstruye como si de una escultura se tratase. Zabalaga está rodeado de un gran jardín que hoy alberga la que es posiblemente la mayor colección de la obra del artista.




Chillida fue reconocido en el ámbito artístico nacional e internacional. La mayor parte de su obra es monumental y está concebida para espacios públicos, aunque desde mi punto de vista tan impotante como sus esculturas son sus grabados al aguafuerte. Los expertos definen su producción artística como de gran fortaleza y belleza plástica. Falleció en su casa de Monte Igueldo en San Sebastián en 2002 dejando su proyecto para la Montaña Tindaya en Fuerteventura perfectamente definida. Podemos visitar la mayor colección de su obra en el Museo Chillida-Leku enclavado en un entorno natural acorde con la monumentalidad y encanto de sus esculturas.

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