No es nada fácil elegir y colocar un cuadro y quedar contento con el resultado. Su ubicación nos abre distintas posibilidades que nos darán unas impresiones u otras. Muchas personas los colocan en el espacio de pared que primero encuentran, sin tener en cuenta si ese es el mejor lugar para colgarlas.
Aunar la temática que se va a utilizar con la estancia en cuestión en la que los vamos a poner requiere cierto criterio. Asimismo, la dimensión de determinados retratos o paisajes en habitaciones ya de por sí muy cargadas con mobiliario y otros accesorios, confunde los elementos y reduce la armonía visual.






Hay una regla fundamental para colocarlos, cuanto menor sea el tamaño de los cuadros, menor tendrá que ser la distancia entre ellos. Igualmente, cuanto más grandes sean los mismos, mayor distancia tendremos que dejar. La razón de esta norma está en la correcta composición del conjunto, por eso es importante que el ancho de los cuadros no mida más que el espacio que dejamos entre ellos. Además, en esta zona de la pared, se recomienda colocar láminas agrupadas en parejas, para dar una imagen lineal.





Una buena alternativa si no quieres hacer agujeros en la pared o simplemente si buscas una forma diferente de exponer tus cuadros. Ponlos contra la pared superpuestos, intercalando tamaños diferentes. Pero por suerte en los tiempos que estamos los limites no existen y se puede dejar volar la imaginación, con cientos de composiciones impensables hace unos años.



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